miércoles, 18 de marzo de 2009

Y esta es la vida eterna: que te conozcan a tí, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado. Juan 17.3

“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó.” Hablamos de las riquezas de la gracia que obtenemos por medio de Cristo. Enfatizamos la importancia de las riquezas espirituales al mencionar que hemos sido escogidos, liberados, redimidos, adoptados como sus hijos y hechos ciudadanos de su Reino. Pero aún hay mucho más que podemos incluir en esta lista. Jesús le dijo a sus discípulos que su partida beneficiaría a sus seguidores, pues iba a enviar a la tercera persona de la Trinidad para que morase en ellos (Jn 16.7). Junto con la salvación también se nos da el Espíritu Santo, quien nos sella como hijos de Dios, nos consuela en las pruebas y nos enseña cómo debemos vivir.
Por medio de la obra de santificación del Espíritu somos hechos cada día más similares a Cristo. Transforma todo nuestro ser para que podamos dar el fruto que debe estar presente en la vida de cada creyente (Gá 5.22, 23). Y además nos guía para que nos apartemos de nuestras antiguas costumbres mundanas.
/>El cristiano también tiene acceso al Trono de la gracia. Podemos venir en todo momento y entrar en la presencia de Dios por medio de la oración y la adoración. Y no solo esto, sino que se nos ha dado la promesa de la resurrección y de la glorificación. De la misma manera que el cuerpo de Jesús fue resucitado, los nuestros también serán levantados de la tumba. Luego van a ser perfeccionados y vamos a vivir libres de la presencia del pecado para siempre. />No hay nada que este mundo nos ofrezca que se compare con las riquezas que hallamos en Cristo. No permitamos que los pensamientos mundanos nos seduzcan; más bien disfrutemos de lo que el Señor nos ofrece. Si vivimos de esta manera vamos a poder disfrutar de su paz y su gozo.
Bendiciones

martes, 3 de marzo de 2009

Tener en cuenta

Nuestra respuesta a la gracia de DiosIsaías 6:1-5“En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo. Por encima de él había serafines; cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies, y con dos volaban. Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos) toda la tierra está llena de su gloria. Y los quiciales de las puertas se estremecieron con la voz del que clamaba, y la casa se llenó de humo. Entonces dije: !!Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos.” Mientras mejor entendamos la diferencia que existe entre la santidad de Dios y nuestra naturaleza pecaminosa, mejor apreciaremos la magnitud y la profundidad de su gracia. Este conocimiento nos guiará a:
Confesar nuestros pecados. El profeta Isaías supo reconocer, al ver la santidad de Dios, que era un hombre inmundo. De igual manera cuando reconocemos la perfección de nuestro Señor, podemos reconocer nuestra desobediencia. Es posible que actuáramos creyendo que estábamos haciendo lo correcto, pero cuando comprendimos que Dios nos había llamado a la santidad, nos dimos cuenta de nuestros pecados. Lo primero que debemos hacer es reconocer que hemos desobedecido a nuestro Señor y que necesitamos de su ayuda para alejarnos de estas faltas. La confesión de pecado debe ser una práctica cotidiana en la vida del creyente.
Aceptar el sacrificio de Cristo. Jesús estuvo dispuesto a dar su vida en la cruz del Calvario para que los seres humanos pudieran ser reconciliados con Dios. Cuando aceptamos este sacrificio comenzamos a disfrutar de una relación personal con nuestro Salvador. Y no sólo esto, sino que también nos ofrece el perdón de nuestras faltas y nos acepta como hijos.
Reconocer el señorío de Cristo. Cuando Isaías escuchó a Dios preguntar: “¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros?” Inmediatamente respondió: “Heme aquí, envíame a mí” (Is 6.8). Jesucristo es nuestro Señor, y su deseo es guiar la vida de cada uno de sus seguidores. Mientras más conozcamos de su gracia, más motivados estaremos a servirle en obediencia.
Considere el impacto que la maravillosa gracia de Dios tiene en su vida. Permita que su gratitud al Él le guíe a hacer todo esto. Bendiciones

viernes, 20 de febrero de 2009

José


HOLA FAMILIA QUIJANO RINCON CREO QUE ESTE MEDIO EN EL CUAL PODEMOS UNIRNOS TODOS, ES MUY IMPORTANTE Y EFECTIVO, GRACIAS POR RETRANSMITIR ESTOS MENSAJES QUE SE QUE SON Y VAN A SER DE GRAN BENDICION PARA TODOS QUE EL SEÑOR LOS CONTINUE BENDICIENDO JOSE FERNANDO

jueves, 19 de febrero de 2009

José Fernando Gonzalez Dice:

¿Qué es el desánimo?
Josue 1:7
“Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas.”
Hay ocasiones en las que no prestamos atención a las actitudes que asumimos o a los sentimientos que tenemos, pues creemos que son inofensivos. De hecho, llegamos a pensar que lo que estamos sintiendo o haciendo es completamente normal. Sin embargo, si analizamos con profundidad todo esto, descubriremos que estamos corriendo un grave peligro al vivir de esta manera. Un buen ejemplo de esto es el desánimo que a veces sentimos. Muchas personas no saben diferenciar entre el desánimo y la desilusión, pues creen que es un mismo sentimiento. Desilusión es la respuesta emocional que experimentamos cuando no ocurre lo que tanto anhelábamos. Mientras que desánimo es lo que sentimos como consecuencia de estar sumergidos en la desilusión por tanto tiempo. No siempre vamos a obtener la respuesta que esperábamos, así que en ocasiones vamos a sufrir la desilusión. Sin embargo, podemos escoger vivir libres del desánimo cuando decidimos que esta desilusión no va a destruir nuestra autoestima. Esto es precisamente lo que sucede cuando permitimos que el desánimo inunde nuestro ser; perdemos la confianza que sentíamos en nosotros mismos y perdemos toda motivación para continuar adelante. No mantenemos el deseo de completar el plan y el propósito que Dios ha trazado para cada uno de sus hijos. ¿Puede usted apreciar lo trascendente que es esto para los seguidores de Cristo? La Biblia nos exhorta a ser fuertes, valientes y a vivir constantemente confiando en nuestro Salvador. Si el desánimo ha venido a formar parte de nuestra vida, tenemos que pedirle a Dios que arranque este sentimiento de nuestro interior y que nos ayude a vivir confiando en su maravilloso poder.

Bendiciones

Sandra Estrada Dice:

Hola mi Nata
Te cuento que muy bien gracias a Dios, ya estoy trabajando, en CAFAM, haciendo seleccion de personal y estoy muy feliz.Ya las cosas mas calmadas, me siento mucho mejor.Te mando un beso y un abrazo muy inmensos!Dios Te Bendiga
Siempre
Sandra.

miércoles, 18 de febrero de 2009

Bienvenida


Hola a Todos,
Este es el Blog de Natalia y Sebastian Quijano Rincón.

Este espacio es para que sus amigos y familiares permanezcan en contacto permanente con ellos dos.
Pueden subir texto e imagenes para compartir con ellos y todos aquellos que tanto los queremos y extrañamos.
Dios los bendiga.